¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de

¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de
"La noche estrellada" 1889, Vincent van Gogh. Copia facsímil realizada con acrílicos sobre cartón por Francisco R. Mayoral (1996).

miércoles, 24 de abril de 2013

La vida sentada en el portal (aguada en papel, 1974)


Obra original de F. R. Mayoral. Aguada y tinta china en papel Canson (1974)

"En un rincón cualquiera. Un día cualquiera. La vida se sienta en un portal.
Hay huellas húmedas en las paredes pintadas de ayer.
Y la mirada se pierde en la convivencia de la atonía y el sonido de unos pasos que se alejan.
El mundo en la piedra se
vuelve eterno silencio.
Todo es tan viejo que se disfraza en los ojos de nuevo.
¿Adónde fue la primavera de los cuerpos? ¿Adónde las manos llenas?

¿Adónde el sabor de los enamorados versos?
Qué triste cantar de melancolía abriendo la puerta al recuerdo…"


No hay palabras mejores que las bellas y poéticas de Ana Vivero Megías para encabezar la descripción de un cuadro que nació hace casi cuarenta años, cargado ya entonces de profundo significado para su autor que, sin haber llegado a conocer a ninguno de sus abuelos, sintió la necesidad de rendir homenaje a la madre de su madre, permanentemente presente y revivida en las constantes citas maternas de refranes y expresiones inolvidables.

Probablemente la nostalgia que emana la obra y Vivero ha captado para retratarla magistralmente, es la que sentía el autor por los besos y caricias nunca recibidos de su desconocida y, sin embargo, muy presente abuela materna. Fuese por ese u otro motivo, lo cierto es que ese monocromático cuadro, sencillo y de modesto uso de materiales, siempre ha sido uno de los favoritos y más querido para su autor Francisco R. Mayoral en el que siente que hay impregnado un retazo de su alma.

Puesto que los hombres nunca vivirán la experiencia única e indescriptible de la maternidad, la gestación y parto de un trabajo de estas características es, sin duda, lo único que nos permite a los varones una cierta aunque remota aproximación a ese sentimiento. Al menos, este cuadro ha sido y es tan querido como un hijo, ya cuarentón, para Francisco R. Mayoral.


Aguada y tinta china sobre papel Canson.
Formato: 31x22 cm
Tamaño enmarcado: 35x25,5 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).


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